Aproximadamente 200 proyectos de energías renovables no convencionales están inscritos en la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), los cuales representan una poco de alivio, después de la reciente preocupación generada por “el fantasma del apagón” en el 2016, ya que estas alternativas podrían aportar al sistema eléctrico nacional unos 4.000 megavatios (MW) de potencia al país.

Representan solo una gota de tranquilidad porque en Colombia el 70 por ciento de la energía viene de las hidroeléctricas y el respaldo lo dan las termoeléctricas. Lo cual evidentemente deja un amplio margen de angustia si no se empiezan a ejecutar esas medias alternativas para generar energía.

Ya en su momento el fenómeno del Niño hizo que la población colombiana tomara acción y redujera al máximo el uso aparatos electrónicos en el hogar y empresas, bajo la amenaza de que al no controlarse de esta forma el país sufriría un fuerte apagón, a su vez, permitió sacudir las mentes de profesionales, ante esta urgente necesidad para trabajar en fuentes energéticas más limpias y amigables con el medio ambiente.

Ya el Parque Eólico Jepírachi ubicado en la Guajira es una iniciativa piloto que lleva energía limpia al municipio de Albania y al resto del país en un sistema interconectado nacional. Epsa, filial de Celsia, busca crear una granja solar de 18 hectáreas, en el Valle del Cauca, en comparación con otras fuentes no convencionales de energía renovable, el equipo encontró en esta, una opción más económica.

Los 35.000 paneles solares significan la reducción de 6.600 toneladas de CO2 al año. También equivale a la generación de 16 GWh, consumo básico mensual de 8.000 viviendas en un mes. Proyecto que piensa abrirse en otras regiones. Sin duda un importante y positivo avance para nuestro país.

Pinitos activos reconfortan el panorama; sin embargo, hasta no lograr disminuir considerablemente la responsabilidad de las hidroeléctricas como fuente principal del consumo energético de los colombianos, el trabajo debe continuar.

Para que la producción de energía a través de formas alternativas y amigables con el medio ambiente, más que en un rumor se convierta en un hecho, necesita del empuje de nuestros emprendedores. Alemania es un claro ejemplo de éxito, ha logrado que el 87% de la energía utilizada en el país, provenga de fuentes que no contaminan el medio ambiente.

Uruguay con un 22% de producción de energía eólica, lidera esta beneficiosa iniciativa en Latinoamérica. Por su parte, los emprendedores en Colombia no tienen nada que envidiar, con una radiación solar media de 194 W/m² y vientos con velocidades por el orden de los 9 m/s a una altura de 80 metros, se obtiene un panorama y estadísticas más que idóneas para desarrollar proyectos viables en inversión.

La reciente reglamentación de la ley 1715 de 2014, con el motivo de incentivar y promover la generación de energías alternativas en Colombia también es alentadora, hace parte del gobierno seguir abriendo el camino de quienes quieren invertir su tiempo y esfuerzo a favor de un crecimiento sostenible.

Estamos en un momento crucial, hemos sido capaz de construir grandes obras arquitectónicas, complejos sistemas, aplicaciones y programas capaces de sustituir la mente humana, entre otros importantes inventos tecnológicos, que son motivo para generar presión y prueba para hacer que el gobierno, las empresas y los emprendedores, consideren de ahora en adelante desarrollar tecnologías con fuentes no convencionales de energía renovable.

En el 2040 se estima que la demanda de energía en Latinoamérica incrementará en un 80% en comparación al consumo actual. Lo que deja una evidente oportunidad para nuestros emprendedores, volcar su mirada, e invertir su esfuerzo en desarrollar proyectos de energías renovables no convencionales es una necesidad latente contra reloj que bien aprovechada puede generar buenos ingresos y grandes beneficios para el país.

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Fuente: https://www.minuto30.com/energias-alternativas-y-emprendimiento-en-colombia/513506/