Las empresas del sector de la energía no detienen su actividad durante la crisis del coronavirus. Sencillamente no pueden , porque su servicio es esencial. Sin embargo, sí tienen que adaptar su producción a un nuevo escenario en el que la demanda marca una curva descendente desde que arrancó el periodo de confinamiento. Las empresas de comercialización de electricidad son las más vulnerables a esta situación, frente a las de producción, transporte o distribución, que completan los eslabones del sector.
Lo cierto es que las comerializadoras de electricidad están vendiendo más barata una energía que habían comprado por anticipado y a un precio más elevado. Todo ello las hace más sensibles a la caída del consumo eléctrico.
La situación es la siguiente. Las empresas productoras de electricidad venden la energía más barata por la caída del consumo pero, en este escenario, también las comercializadoras pierden. Aunque descienda el precio de la electricidad en el mercado ibérico, las comercializadoras se están viendo afectadas negativamente porque han comprado esta electricidad por anticipado y ahora la venderán a un precio inferior al que la compraron, explica Enric Bartlett, profesor de Derecho Público de Esade Law School, en declaraciones a Business Insider.
Si en las dos primeras semana de confinamiento, la demanda de energía descendió un 10%, se espera que el desplome se agrave tras el endurecimiento de las medidas decretadas el pasado sábado por el Gobierno y que afectan a la industria electrointensiva, como es la siderúrgica. Esta industria, que no puede detener su actividad de un día para otro, consume casi un tercio de la demanda eléctrica. Así es que, si el consumo cae, los precios en el mercado ibérico de electricidad también.
Durante la primera semana de confinamiento, el precio de la electricidad en el mercado ibérico descendió un 8,3% y, la segunda, un 7,5%. Y “la situación se va a acentuar porque el descenso de la demanda bajará, aún más, los precios de la electricidad”, prevé Bartlett.
“El descenso de la demanda les va a afectar”, señala el profesor de Esade refiriéndose a las comercializadoras. El precio referenciado en el mercado ibérico de electricidad (el conocido como pool) es más bajo, lo que implica que los consumidores también pagarán menos por una electricidad que las comercializadoras adquirieron a un precio superior.
Ante esta situación, parece que las pequeñas comercializadoras sufrirán más que las grandes, augura Bartlett. Y es que, a esta casuística, se suma que la mayor parte de sus clientes son hogares y pymes. Y es precisamente el consumo de las pequeñas y medianas empresas el que más se ha resentido desde que se decretó el estado de alarma, ya que han tenido que cerrar sus negocios por la cuarentena.
En defensa de estas comercializadoras, recuerda Bartlett, existe un instrumento financiero que se configura como un seguro de precio de la electricidad al que pueden recurrir estas compañías. Con todo, “la situación se va a agravar porque, con la caída de la demanda, bajarán aún más los precios”.
FUENTE: BUSINESS INSIDER