El interés en ISA, más allá de los asuntos fiscales del Estado, ha sido presentado por la petrolera como una jugada hacia la diversificación de su portafolio energético, de cara a un mundo que se está alejando de los combustibles fósiles para tratar de mitigar los efectos más aterradores de la crisis climática. ¿Cómo es la apuesta verde de la compañía petrolera?
En un mundo de conciencia ecológica en donde los combustibles fósiles pierden encanto, la llamada transición energética es mucho más que un término de moda y pasa a ser un imperativo para cada rincón de la economía.
Este es un camino por el que transitan las grandes multinacionales del petróleo y en el que Ecopetrol busca no rezagarse, con la incursión en los llamados negocios verdes y complementando su portafolio energético con más opciones.
La empresa colombiana trabaja en varias iniciativas: un programa de descarbonización (eliminar el uso de combustibles fósiles), incremento en las fuentes de energía renovables a 400 MW (megavatios) al año 2023, mayor desarrollo del gas como combustible más amigable con el medio ambiente y la investigación del hidrógeno verde como nueva fuente de energía.
Y es en medio de esa transformación energética que la empresa anunció, hace unos días, su intención de adquirir el 51,41 % de las acciones que el Estado tiene en ISA, la mayor transportadora de energía del país y una de las más importantes de la región. Independiente del aspecto fiscal y contable para la nación (que no es poca cosa, menos en época de apretón fiscal), la petrolera nacional apuesta, principalmente, por la electrificación de las economías.
Es un hito histórico para Ecopetrol que “nos va a fortalecer en el sector energético, nacional e internacional, y de alguna manera va a ser un paso decidido muy proactivo y grande en la senda de la transición energética”, señaló Felipe Bayón, presidente de Ecopetrol.
Si bien el negocio de los combustibles fósiles seguirá marcando la pauta por lo menos tres décadas más, los grandes jugadores de la industria que se dedican a la extracción de hidrocarburos en el mundo están migrando aceleradamente hacia la diversificación de sus actividades y se están convirtiendo en empresas energéticas integradas en las que cobran cada vez más importancia los negocios verdes.
Hace ya unos años, Ivan Glasenberg, CEO de Glencore, aseguró que renglones como la investigación y el desarrollo de baterías era una “área a la que debemos ingresar definitivamente, parece que será un sector de enorme crecimiento”. Esta compañía es uno de los pesos pesados en carbón y cobalto a escala global.
Hay que aclarar que, a pesar de las inversiones en varias industrias y los compromisos hechos por una lista de países (con el reciente regreso de EE. UU. al Acuerdo de París), es posible que las metas climáticas de mantener el incremento en la temperatura global por debajo de 1,5 grados no se logren cumplir, con graves consecuencias para todos.
FUENTE: EL ESPECTADOR