El grupo de investigación EnergEIA de la Universidad EIA en Antioquia, publicó un atlas de brillo y radiación solar pensado para que los colombianos den un primer paso para producir energía solar.
Hace unas semanas el IPCC, tal vez el panel más importante que reúne a varios expertos internacionales del clima, publicó un estudio que mostraba el catastrófico escenario en el que va camino el planeta si la temperatura global aumenta 2°C y no 1.5°C. Aunque se trata de un informe bastante desolador, el panel también lanzó algunas pistas de lo que aún se puede hacer para mejorar un poco el panorama y, uno de los puntos clave, es que los países migren a las energías renovables. (Vea acá: ¿Cuál es la diferencia entre un planeta 1,5°C más caliente frente a uno 2 °C?)
Una de las medidas recomendadas “es la instalación gradual de sistemas de energía renovable, como la energía eólica y solar, para proporcionar el 70-85% de la electricidad del mundo para 2050”, advierte el informe. Y en Colombia, aunque este escenario parece distante, ya hay personas que, poco a poco, empiezan a apostarle.
Este es el caso del grupo de investigación EnergEIA de la Universidad EIA en Antioquia, quienes recientemente publicaron un atlas pensado para que los colombianos den un primer paso para producir energía solar.
Aunque el Ideam tiene un atlas de brillo y radiación solar que actualiza mensualmente, el calculado por EnergEIA tiene una resolución mayor, de 10 km por 10 km por pixel, que lo hace más local. “Este es un proyecto que nació desde el año pasado pensando en darle una herramienta a los consumidores para que también produzcan energía. La revolución no viene con las políticas, sino con la gente, y queremos darles una primera pista de dónde podrían instalar paneles solares”, explica Santiago Ortega, ingeniero civil y director de EnergEIA. (Lea: La granja de energía solar más grande de Colombia)
Para desarrollar el atlas de radiación y brillo solar el grupo, que es una curiosa mezcla de ocho personas entre ingenieros electricistas, mecatrónicos, de sistemas, ambientales, MBAs e incluso un magister en recursos hidráulicos, quien reunió dos grupos de datos claves. Uno fue la información que toman 276 estaciones de brillo solar del Ideam, y la otra - y es donde radica la diferencia - fueron datos de nubosidad adquiridos por el satélite CLARA 1, que mejoran los cálculos
“Nos dimos cuenta de que el mapa del Ideam no tenía en cuenta la topografía. Hacía las montañas hay mucha agua evaporadaen forma de nubes, que impide que la luz solar que entra pueda convertirse, efectivamente, en energía que sirva para paneles solares”, continua Ortega.
Una vez cruzaron estos datos y obtuvieron los mapas con una escala local, se dieron cuenta, además, que hay zonas en Colombia con un gran potencial para generar energía solar, pero que de alguna manera han sido ignoradas. Este es el caso de los valles del Cauca y Magdalena donde encontraron franjas con mucha radiación solar. Igualmente, encontraron que en el piedemonte llanero también llega mucha luz con gran potencial.
Todo este proyecto, claro, está enmarcado en un contexto y tiene una razón ser. Se trata de una ley que para algunos es desconocida, pero que busca acelerar el camino de las energías renovables: la ley 1715 de 2014. (¿Está enredado el camino de las energías renovables en Colombia?)
Aunque son muchas las nuevas pautas que pone, la que más captó la atención del grupo EnerGIA fue la que le permite a cualquier persona producir energía y vendérsela al sistema. Es más, inspirados por esa regulación usan el concepto de “prosumidor” para referirse a los consumidores de energía que también pueden producirla. Es decir, si una persona usa paneles solares para producir la energía de su casa y, de paso, le sobre, se la puede dar al sistema.
Ahora, la gran ayuda que le da este atlas a los “prosumidores” es que pueden definir si en la zona donde están es valioso o no aventurarse al proyecto de poner paneles solares o, si en cambio, es mejor instalarlos en, por ejemplo, una finca que tengan en otra región.
De hecho, aunque aún siguen trabajando en ello, están diseñando una aplicación que les pregunta a las personas dónde viven y cuánta energía consumen para guiarlos en un proyecto de energía solar.
“Es como cuando uno quiere comprar un carro. Uno primero mira las opciones por su cuenta y luego va a un concesionario donde le dan mayor orientación y detalles. La aplicación, que se alimenta del atlas, va a servir como una averiguación preliminar para saber si en la zona donde vivo es buen negocio poner paneles o no. Luego, con esa información uno puede buscar una empresa de energía solar para que diseñe y cotice el proyecto”, explica Ortega.
“La reglamentación está muy adelante y ya se abrieron puertas. Ahora falta que la gente, los consumidores le pongan interés y el mercado empiece a crecer. Una vez eso paso, los políticos se sentirán presionados”, concluye Ortega.
Fuente: El Espectador