Milton Dávila conecta sus electrodomésticos con el temor de alguien que sabe que el foco amarillo que ilumina a su vivienda puede apagarse en un parpadeo. El rugir del motor de la planta generadora de energía eléctrica del pueblo acaba de alumbrar su vivienda y la de otro centenar de personas tras 17 horas de espera.
Son las 6 de la tarde de un día de febrero en Sipí, Chocó; apenas una luz tenue ilumina las casas. Milton explica que cada vez que se enciende la planta en el casco urbano del pueblo deben “ser cuidadosos y no consumir mucha energía porque hay que economizar el poco recurso que se tiene”.
Sipí es una de las poblaciones colombianas que permanecen a oscuras casi todo el tiempo. Según datos del Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para las Zonas no Interconectadas (Ipse), hay 1.710 localidades rurales en Colombia en donde se calcula que 128.587 personas solo acceden al servicio entre cuatro y doce horas al día.
Los habitantes de esta pequeña población del sur del Chocó, a la que solo se puede llegar por vía fluvial, aseguran que con el pasar de los años se adaptaron a vivir con pocas horas de energía eléctrica durante el día. La escuela, ubicada en la cabecera municipal, solo funciona en jornada diurna porque la planta generadora de energía se daña constantemente y ni siquiera brinda corriente para mantener los computadores encendidos en clase de informática.
La falta de iluminación pública también facilitó durante varios años el actuar de grupos criminales, que aprovechaban la oscuridad para atacar a la Fuerza Pública o cometer robos en las calles. No obstante, los habitantes agregan que en los últimos tiempos los actos violentos cesaron y su única preocupación es el acceso a servicios públicos básicos.
La vida a oscuras
Según el Ministerio de Minas y Energía, Sipí es uno de los 11 municipios del país en donde la prestación de energía eléctrica es inferior a 24 horas diarias. De hecho, este poblado, de acuerdo con los indicadores, es donde por menos tiempo se recibe el servicio en Colombia, solo 5 horas del fluido al día.
Carlos Palacios, secretario de gobierno de Sipí, señala que en la cabecera municipal el servicio de energía eléctrica se presta de 5 de la tarde a 11 de la noche. La planta, según él, dura siete horas encendida para la comunidad.
La prestación del servicio de energía eléctrica en la cabecera municipal de Sipí y en las otras quince comunidades que pertenecen a este territorio se hace a través de plantas que consumen cada una en promedio 36 galones de ACPM durante 10 horas; es decir, para mantener funcionando solo una máquina es necesaria la inversión de 360.000 pesos al día y de 10’800.000 pesos al mes.
La escuela, ubicada en la cabecera municipal, solo funciona en jornada diurna porque la planta generadora de energía se daña constantemente
Los costos aumentan si se tiene en cuenta que las vías de acceso son pocas y que a la administración local le toca correr con los gastos del transporte en lancha del combustible desde Istmina, ubicado a seis horas de la cabecera municipal.
“Vivimos a oscuras. Aunque contamos con energía durante algunas horas al día, la planta usualmente se daña, y arreglarla es un problema”, denuncia Milton.
Los departamentos que encabezan la lista con más poblados no interconectados a una red eléctrica, en pleno siglo XXI, son Nariño, con 600; Chocó, con 509; Cauca, con 189, y el Valle del Cauca, con 81.
El Ministerio de Minas y Energía asegura que esta problemática se debe, entre otras cosas, a “la alta dispersión de familias en zona rural” que hay en estos territorios.
Otro de los argumentos de esta cartera es que “la generación de la corriente con diésel es muy costosa para que el usuario reciba y pueda pagar el servicio en localidades donde los ingresos son mínimos e incluso nulos”.
Con estas teorías concuerda Palacios, para quien la mayor dificultad que enfrenta el municipio a la hora de prestar el servicio de manera gratuita es que “en ocasiones el subsidio que envía el Gobierno a través del Ipse demora mucho en llegar y eso provoca que nos tardemos en comprar el ACPM que nos sirve como combustible para las plantas”.
Palacios añade que están trabajando con recursos del Plan Pazcífico en el proyecto de interconexión eléctrica que llevará el servicio durante 24 horas a diez comunidades de la zona.
El proyecto de Interconexión Eléctrica San Miguel-Sipí cuenta con una inversión de 11.320 millones de pesos y favorecerá a más de 790 hogares, 9 veredas, 10 escuelas y 3 centros de salud. La Alcaldía del municipio pretende que, a través de la construcción de un alimentador principal en media tensión con una longitud aproximada de 45 kilómetros, se logre conectar a esa región con el sistema de interconexión nacional.
Dicha obra también acabaría con manifestaciones como las registradas hace un año en varios municipios de esta región del país, cuando decenas de habitantes atentaron contra bienes públicos, reclamando al Estado soluciones en la prestación del servicio de energía eléctrica de forma eficiente en su comunidad.
El inconformismo se manifiesta en varias zonas del Chocó. Hace un año, un grupo de manifestantes en Unguía incendiaron parte de la alcaldía y una sede de la empresa de servicios públicos en protesta por las fallas en la prestación de este servicio en su municipio.
Según información del Ipse, los habitantes de Unguía solo cuentan en promedio con 14 horas de alumbrado durante el día.
El tiempo de prestación del servicio en este territorio chocoano, pese a lo deficiente, es incluso mayor al de otras zonas del país, como lo que ocurre en el departamento del Vaupés, donde en Taraira y Carurú apenas pueden contar con energía 11 y 9 horas, respectivamente.
Otros municipios que tienen solo por horas la energía eléctrica son Bojayá, Acandí, Bajo Baudó, Medio Atrato, Litoral de San Juan, en Chocó; Vigía del Fuerte, Antioquia; y Miraflores, Guaviare.
“Ya es tiempo de hacer gestiones, de llevar la energía eléctrica conectada desde la red nacional, no puede ser que en pleno siglo XXI haya ciudades en nuestro país sin energía eléctrica”, denuncia Edys Robledo, una habitante de Unguía, donde llegaron en diciembre tres plantas para intentar solucionar el problema.
La alcaldía de Unguía manifiesta que aunque estas plantas no son una solución de fondo al problema, pues muchos insisten en la interconexión, desde la administración se busca garantizar el servicio las 24 horas a través de otros procesos de generación energética.
Las energías renovables, una posible solución
Para Julián Aristizábal, director de la maestría en Ingeniería de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, “es inconcebible que con la tecnología actual aún existan regiones del país sin acceso a la electricidad”.
El rezago con la electricidad en Chocó, por ejemplo, se podría superar gracias a “la versatilidad de fuentes de energía como la solar, eólica y biomasa”, dice Aristizábal.
En este departamento el Centro de Investigación en Energías Renovables del Chocó (Cerchocó), integrado por varias universidades, adelanta en Andagoya estudios para el suministro de energías renovables a comunidades.
Estas soluciones también se plantean desde el Ministerio de Minas, que asegura que en los últimos 10 años se han invertido unos 2,7 billones de pesos en ampliación de cobertura y mejoramiento de servicio de energía en el país.
En el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 se establece como eje “impulsar el uso de las energías renovables no convencionales y la eficiencia energética”.
FUENTE: EL TIEMPO