Más de 236.000 millones de euros se inyectará en sector energético en la próxima década. La mayor parte provendrá del sector privado. La hoja de ruta que marcará el destino exacto de las inversiones es el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. La ministra del ramo, Teresa Ribera -que da por hecho que seguirá en el nuevo Gobierno que forme Pedro Sánchez- ha dibujado, durante los últimos meses, las líneas maestras de su programa y ahora toca ponerlas en marcha.
Dicho anteproyecto, cuyas líneas generales se detallan, además, en el Programa Nacional de Reformas, enviado a Bruselas el pasado martes, explicita que el 80% de las inversiones previstas de 236.000 millones de euros entre los años 2021 y 2030 serán de carácter privado.
Con esas inversiones para promover el ahorro energético y el cambio de mix de generación, el Ejecutivo calcula que el producto interior bruto (PIB) aumentaría entre 19.300 y 25.100 millones al año entre los ejercicios 2021 y 2030 y se crearían entre 250.000 y 364.000 empleos netos.
Crecimiento
El PIB se incrementará entre 19.300 y 25.100 millones al año
El borrador fue presentado a las comunidades autónomas en la reunión de la Comisión de Coordinación de Políticas de Cambio Climático el pasado 28 de febrero. También ha sido remitido a la Comisión Europea para su evaluación. Además, el trámite de información pública que se ha llevado a cabo en paralelo, donde los interesados pueden plantear alegaciones, concluyó el pasado 1 de abril. Ahora, toca remitir a la Comisión Europea el proyecto definitivo antes del 31 de diciembre de este año.
Este documento, en línea con el Acuerdo de París y la normativa comunitaria, recoge que hay que alcanzar una reducción de al menos el 20% de la emisiones de gases de efecto invernadero en el 2030 y una reducción del 90% en el 2050 respecto al 1990.
En cuanto a energía renovable se persigue que la penetración en el consumo de energía final sea al menos del 35% en el 2030. En este contexto, el sistema eléctrico debería generarse con al menos un 70% de energías de origen renovable en el año 2030 y alcanzar el 100% en el año 2050.
Futuro
Del 2021 al 2030, se pueden crear entre 250.000 y 364.000 puestos de trabajo
Empresas como Endesa, Iberdrola o Naturgy u otras como Repsol o Cepsa, incluso Red Electrica o Enagás, son muy conscientes de que las inversiones para los próximos años en España tienen que ir en esta dirección. Las eléctricas y los operadores del sistema eléctrico y gasista tienen claro que van a invertir en renovables, mientras que las petroleras no han visto con tan buenos ojos algunas propuestas de Ribera, como eliminar la venta de coches de gasolina y diésel a partir del año 2040 porque significa que tendrán que rediseñar el negocio de las actuales gasolineras y una de sus principales fuentes de ingresos actuales se reducirá.
La revolución de cambio climático también supone el adiós a las nucleares en España, que hasta ahora son la principal fuente de generación eléctrica en el mix. Aunque en algunas centrales se ha alargado recientemente la licencia hasta los 46 años, lo que está claro es que a partir del año 2035 dejarán de estar operativas, aunque después haya que proceder a sus desmantelamiento, que puede durar otros 15 años más.
Cambio
La revolución energética va a modificar los hábitos de los ciudadanos
Todo esto que sobre papel suena muy bien, en realidad, va a suponer cambios relevantes en la vida del día a día de los ciudadanos, ya que se van a activar programas y ayudas económicas, por ejemplo, para el uso del coche compartido. Las ciudades y las carreteras se van a llenar de puntos de recarga de coches eléctricos. O en la vivienda, los propietarios podrán optar por el autoconsumo fotovoltaico y verter a la red la energía generada sobrante o compensarla con su comercializadora eléctrica en la factura de los meses siguientes. Aunque parece que todo esto está lejos, la realidad es que la transición energética ha llegado para quedarse. Incluso se habla ya en diversos foros que la banca tiene que ser uno de lo vectores que impulse este tipo de cambios.
Como el tiempo que Ribera ha estado en el Gobierno ha sido menos de diez meses aprovechó primero para ponerse al día de lo que había en el Ministerio y no salir “electrificada” como ella misma comenta en privado de forma irónica. Después ha tomado algunas decisiones para lanzar al mercado la idea de que la transición ecológica empieza a andar toca aprovechar las oportunidades que tiene la economía circular, la eficiencia energética, la transformación de la agricultura y la economía azul, como vectores. También es muy consciente, la ministra que las decisiones de fabricar coches eléctricos no se toman en España, sino en sus casas matrices fuera. De modo, que cuanto antes se fijen las reglas de juego para todos en España, mejor.
Impulsores
En diversos foros se habla de que la banca tiene que ser un vector del cambio
Una de las decisiones que tomó desde el primer momento fue la derogación del famoso impuesto al sol, así como crear la normativa para que los ciudadanos puedan optar por el autoconsumo eléctrico.
También derogó durante dos trimestres (el último del 2018 y el primero del 2019) el impuesto sobre la generación eléctrica del 7% para intentar reducir los precios del mercado eléctrico que desde mayo del año pasado habían empezado a subir rápidamente debido al aumento del precio de los derechos de emisión de CO2.
Ribera sabe que tendría que afrontar una reforma de los impuestos. Por el momento, parece ser que unas de las primeras medidas que se va a aplicar será incrementar la fiscalidad al diésel.
FUENTE: LA VANGUARDIA